COMUNIDADES DE RESISTENCIA EN LA FRONTERA
Por David Bacon
Perspectivas Latinoamericanas, Marzo 2023
https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/0094582X221149440
David Bacon es un fotógrafo y escritor que ha documentado los movimientos sociales en México/EE.UU. frontera durante 30 años. Las fotografías que aquí se reproducen son seleccionadas del libro "Más que un muro/Más que un muro" publicado por el Colegio de la Frontera Norte, Tijuana, México, 2022. Para más información sobre el libro, escriba a dbacon@igc.org o haga clic aquí
Maclovio Rojas, ubicada en el extremo este de Tijuana, es el hogar de 1,300 personas. Es una comunidad en resistencia, formada en 1988 por personas que no pudieron encontrar otro lugar para vivir en la ciudad en rápida expansión. La tierra en la que se asentaron estaba desocupada y pertenecía al gobierno federal. De acuerdo con la antigua ley de reforma agraria, las personas tenían derecho a establecerse aquí y después solicitar al gobierno su propiedad formal. A lo largo de los caminos de terracería que se extienden como una cuadrícula desde la carretera, las casas de la gente están hechas con tarimas viejas, cartón corrugado del que se utiliza para empacar envíos, y otros desechos provenientes de las fábricas. La comunidad está asentada sobre un terreno bajo, seco y arenoso, rodeado por colinas deforestadas.
La tierra aquí pareciera no tener gran valor, pero del otro lado de la terracería, en la orilla de la ciudad se distingue la maquiladora de la empresa Hyundai, y apenas por encima de la colina, el Parque Industrial Florido. El TLCAN y la devaluación del peso provocaron un auge de la construcción en Tijuana, y en unas cuantas décadas este pequeño pueblo turístico de tan mala reputación se convirtió en asiento de cientos de maquiladoras.
"Así fue como surgió Tijuana", explicó Eduardo Badillo, secretario general del Comité Regional de Apoyo a Trabajadores Fronterizos, una organización comunitaria activa en los barrios de la ciudad. "El gobierno denomina a estos asentamientos como "invasiones", nosotros los llamamos "tomas". Como sea que quieran llamarles, la ley reconoció nuestro derecho a construir viviendas en esta tierra, porque de acuerdo con la Constitución, éste es nuestro país." (E. Badillo, comunicación personal, 01 de mayo de 1996).
Los derechos otorgados por la reforma agraria fueron socavados al reformarse la Constitución mexicana cuando comenzó la época del TLCAN, pero para facilitar que las corporaciones como Hyundai adquirieran sus propias tierras y proteger sus títulos de propiedad. Después de construir sus casas, la familia Yorba, los propietarios originales de estas tierras antes de la Revolución, alegaban que les pertenecían. Los habitantes locales vieron este reclamo como un engaño para que Hyundai lograra obtener la posesión legal de las tierras. La familia acusó a la líder comunitaria Hortensia Hernández de haber tomado ilegalmente sus tierras, y fue arrestada en 1995. Los pobladores se negaron a abandonar sus casas y el conflicto creció. Después de cinco meses en prisión, la familia no pudo presentar los documentos que probaran su propiedad, y Hortensia fue finalmente liberada.
Cuando salió de prisión, Hortensia debía su libertad en gran parte al Comité Regional de Apoyo a Trabajadores Fronterizos, con sede en Tijuana, y al Comité de Apoyo para Trabajadores de Maquiladoras, con sede en San Diego. Ambos grupos ayudaron a organizar una marcha desde Tijuana a la capital del estado en Mexicali para exigir su liberación.
Maclovio Rojas se convirtió en una entre muchas comunidades similares a lo largo de la frontera, pues estas comunidades han surgido de las tomas de tierras realizadas por personas pobres, a menudo trabajadores de las maquiladoras, a quienes en la mayoría de los casos los gobiernos les han negado los títulos legales de propiedad, en su afán de proteger a los inversionistas. Las comunidades, al enfrentar los intentos por desalojar a la gente de sus casas y expulsarlos de sus tierras, se transforman rápidamente en comunidades de resistencia. Algunas han sido expulsadas, pero otras han resistido a pesar del encarcelamiento de sus líderes y los conflictos con la policía y los golpeadores. En la década de 1990, Maclovio Rojas fue escenario de uno de esos conflictos, pero actualmente es un lugar mucho más pacífico, y a lo largo de los años sus habitantes han obligado al gobierno local a proporcionarles escuelas y proveerles de los servicios básicos.
Ante todo, la tradición de la ocupación de la tierra está muy presente, con comunidades de resistencia parecidas en la periferia de la mayoría de las grandes ciudades de la frontera. Cañon Buenavista es otra comunidad en resistencia, surgió de dos invasiones distintas de tierras por trabajadores rurales de los ranchos de Maneadero, el valle agrícola ubicado justo al sur de Ensenada. La primera invasión fue dirigida por Benito García, un controvertido personaje entre los migrantes oaxaqueños. García fue un carismático líder durante las huelgas agrícolas al inicio de la década de 1980, y más tarde fue acusado de abuso de autoridad. En la década de 1980, organizó a los trabajadores agrícolas en el valle de Maneadero para invadir 50 hectáreas en una ladera desértica al sur de la ciudad, antes los trabajadores vivían en los campamentos de trabajo o incluso dormían en la carretera.
El gobierno del estado compró entonces la tierra a las personas que decían tener la propiedad legal, y la revendió a los invasores por medio de una agencia llamada Inmobiliaria Estatal. Julio Sandoval llegó a Cañón Buenavista en 1990 y construyó allí una casa para su familia. Sandoval ya había liderado un movimiento similar en San Quintín organizando una comunidad Triqui de trabajadores agrícolas llamada Nuevo San Juan Copala. La Confederación Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos, una organización rural radical fundada por el Partido Comunista Mexicano, dirigió muchas de estas luchas en el Valle de San Quintín en Baja California en la década de 1990, y su líder Beatriz Chávez fue encarcelada por invadir tierras para construir viviendas.
Sandoval tuvo problemas con las autoridades estatales cuando comenzó a incitar a los pobladores de Cañón Buenavista para que no hicieran el pago de sus lotes. La Inmobiliaria Estatal había aumentado el precio de venta y los pagos por cada lote, por lo que muchas familias ya no pudieron pagar su deuda. Sin embargo Sandoval había descubierto que en 1973 el gobierno federal declaró que decenas de miles de hectáreas en el norte de Baja California, incluida la tierra donde se encuentra Cañon Buenavista, eran propiedad del gobierno. Como resultado de una nueva invasión de tierras, la población total de Cañón Buenavista aumentó a 2,700 familias, aproximadamente 10,000 personas, la mayoría originarios de pueblos Mixtecos y Triqui en Oaxaca. Sin embargo, Sandoval fue acusado de tomar las tierras por la fuerza y ??encarcelado por dos años en la prisión estatal de Ensenada.
Estas son comunidades son producto del hambre por tierras -de personas que son arrastradas a la frontera para conseguir trabajo, pero que no tienen acceso a la vivienda. Para sobrevivir, muchas comunidades de resistencia solicitaron el apoyo de la Coalición por la Justicia en las Maquiladoras y de otros grupos transfronterizos. El Frente Indígena de Organizaciones Binacionales, FIOB, también apoyó a los migrantes indígenas, tanto en sus pueblos de origen en Oaxaca y en sus comunidades al sur de la frontera, en Baja California, como en las comunidades indígenas al norte de la frontera, en California.
En el otro extremo de la frontera, cerca de la ciudad de Matamoros, los trabajadores de las maquiladoras construyeron los asentamientos Derechos Humanos, y Fuerza y ??Unidad. En las afueras de Nuevo Laredo, cruzando la frontera con Texas, el asentamiento de Blanca Navidad, igual que el de Cañón Buenavista, se unió también al movimiento por el reconocimiento de las comunidades autónomas que iniciaron los zapatistas en Chiapas. Después de triunfar y vencer el intento de desalojo del gobierno estatal de Tamaulipas en 2006, las comunidades indígenas autónomas de Chiapas enviaron mil cajas de víveres a la población de Blanca Navidad, en un gesto de apoyo para fortalecer su alianza norte-sur. Un año después, los comandantes zapatistas Eucaria, Miriam y Zebedeo estuvieron ahí en un intercambio por dos semanas, y la comunidad construyó un centro de salud: El Otro Caracol /The Other Snail.
En esa reunión, la comandanta Eucaria explicó que las mujeres son muy importantes para la supervivencia de las comunidades de resistencia. "Como mujeres", dijo, "somos indispensables en los pueblos autónomos. Echamos a andar proyectos para bordar, criar pollos, hornear pan. Y aunque obtenemos muy poco dinero, lo usamos para satisfacer las necesidades de nuestra lucha, y si nos sobra algo, lo invertimos en molinos para moler masa. De esa manera, las mujeres tienen más tiempo para hacer otro trabajo. Nosotras tomamos las decisiones y nadie puede mandarnos".
Sin embargo, la precaria situación de las mujeres en la frontera, tanto en las comunidades de resistencia como en las colonias de las grandes ciudades fronterizas se transformó en una crisis política y social a fines de la década de 1990 cuando muchas de ellas desaparecieron y fueron asesinadas en Ciudad Juárez. De acuerdo con Nuestras Hijas de Regreso a Casa, un grupo organizado por las madres de las víctimas, de 1996 al otoño de 2002, se sabe que 284 mujeres fueron asesinadas, y otras 450 fueron desaparecidas. Al menos 90 de sus cuerpos han aparecido en las afueras del desierto de la ciudad, enterrados en tumbas poco profundas. Muchas fueron violadas antes de ser asesinadas. Su edad promedio era de 16 años, y la más joven tenía sólo 10 años de edad.
Rosario Acosta, madre de una de las mujeres desaparecidas, acusó a los fiscales del gobierno de Chihuahua por tratar de silenciar a las madres cuando exigen que se haga algo al respecto. "Alegan que los inmigrantes en Ciudad Juárez son responsables por la creciente inseguridad en nuestra ciudad", comentó. Pero las madres estaban convencidas de que fuerzas sociales más grandes eran las responsables de generar el clima de extrema violencia contra las mujeres. Ciudad Juárez se ha convertido en una enorme metrópolis construida a costa del trabajo de decenas de miles de mujeres jóvenes en las maquiladoras.
01 - Maclovio Rojas, Tijuana, Baja California - 1996
A la entrada de la comunidad Maclovio Rojas un letrero indica que se trata de una asociación civil y una organización de pequeños dueños afiliada a la CIOAC. En la década de 1970, la CIOAC fue organizada por el Partido Comunista Mexicano (PCM) y otros activistas de izquierda para ayudar a los pequeños agricultores y los campesinos pobres a defender su derecho a la tierra. Para 1996, el PCM ya había desaparecido pero sus activistas mantuvieron una sección local de la CIOAC en Baja California para ayudar a los trabajadores migrantes a organizarse, establecerse y construir sus viviendas.
02 - Cañón Buenavista, Baja California - 2002
En las orillas de Cañón Buenavista, el pueblo se integra con el paisaje con los cerros desérticos que lo rodean. La comunidad se autodenomina "Pueblo Autónomo Aguas Calientes", como una manera de manifestar su participación en el movimiento zapatista por la creación de pueblos autónomos, en los que los habitantes indígenas detentan el poder.
03 - Maclovio Rojas, Tijuana, Baja California - 1996
Niños en Maclovio Rojas juegan en la calle de tierra con llantas y cajones lecheros, como si estuvieran en un patio de juegos.
04 - Maclovio Rojas, Tijuana, Baja California - 1996
Los habitantes de la comunidad escuchan hablar a Hortensia Hernández, después de que fue liberada de la cárcel de Baja California, donde fue encarcelada por dirigir la lucha por obtener los derechos de posesión sobre las tierras de la comunidad.
"He vivido en Tijuana durante 21 años, y 9 años aquí en Maclovio Rojas", señaló.
"Estamos luchando por mantener nuestras 197 hectáreas. Esta es una zona industrial. Nos han dicho que han comprometido estos terrenos para entregarlos a las empresas transnacionales. La autopista va a pasar por aquí, y por eso la tierra se ha vuelto muy valiosa. Pero no vamos a ceder ni un centímetro.
El gobierno del estado quería apoderarse de la tierra, pero cuando vieron que no íbamos a ceder, empezaron a inventar acusaciones en nuestra contra, sobre todo por despojo e instigación. Aquí en Baja California, cuando te acusan de esto, no tienes derecho a fianza. Pero pudimos demostrar que éramos inocentes y que las acusaciones habían sido inventadas. Demostramos que estas eran tierras federales, y por eso logré mi libertad. El gobierno estatal sabe que no pueden hacer mucho en nuestra contra porque nos hemos organizado para resistir.
Estuve presa durante cinco meses. Un día en la cárcel se siente como si fuera un año. Esta cárcel es un lugar de perdición. Las personas detenidas allí, en lugar de rehabilitarse quedan peor, y se van deteriorando física y moralmente.
La gente aquí es pobre y, a menudo, ni siquiera tienen que comer. Al no recibir apoyo del gobierno para hacer producir esta tierra, la gente tiene que trabajar en las maquiladoras para sobrevivir. Más de la mitad de la población de Maclovio Rojas trabaja en las diferentes fábricas. Muchos trabajan en Hyundai. Cuando algunos trabajadores fueron injustamente despedidos de la fábrica Laymex decidieron organizar una huelga. Nosotros fuimos a apoyarlos, y esa fue una de las razones por las que me detuvieron.
05 - Cañón Buenavista, Baja California, 2002.
El pueblo se fusiona con las colinas del desierto circundante.
06 - Cañón Buenavista, Baja California - 2002
Esther Murillo formó parte del grupo de las primeras veinte familias que ocuparon 78 hectáreas en los cerros que rodean el Cañón Buenavista. Para realizar la toma escogieron el 1 de mayo, el día internacional del trabajo. "Al principio éramos sólo 30 personas y la policía nos rodeó", recuerda. "Dijeron que iban a quemar las casas que construimos, pero nos quedamos despiertos 20 de nosotros y vigilamos toda la noche. Teníamos a nuestros hijos adentro y temíamos que algo pudiera pasarles. Pero estábamos tranquilos, y no nos movimos para evitar que hubiera un enfrentamiento físico. Al principio había 40 casas y una semana después eran 50. Ahora son unas 500. Pero durante mucho tiempo la policía siguió viniendo todas las noches para asustarnos."
Esther no tenía dinero para pagar una renta o comprar un terreno. Ganando 50-70 pesos diarios en el campo ($ 5-7) y trabajando sólo durante la temporada de cosecha, no podía sobrevivir. "Siendo pobres, ¿qué se supone que debíamos hacer entonces?", pregunta. Sin embargo, una vez tomadas las tierras, Esther y sus demás compañeros se llevaron un gran chasco. "Todo esto era una ladera cubierta de maleza, llena de víboras y tarántulas, y tuvimos que limpiarlo todo", comenta. "Pero luego, ya que habíamos hecho el trabajo, de pronto comenzaron a aparecer muchos supuestos propietarios."
07 - Cañón Buenavista, Baja California - 2002
Juana Sandoval, esposa de Julio Sandoval, líder comunitario preso, calienta tortillas en una estufa montada sobre bloques de cemento. La estufa se conecta por una manguera de plástico a un tanque de gas grande que la familia reabastece dos veces al mes. El único cuarto grande de la casa está a oscuras incluso a mediodía. Aún así, la casa de Sandoval está mejor que muchas otras en Cañón Buenavista. "Algunos de nosotros vivimos en casas de cartón y cocinamos con leña, una combinación muy peligrosa", comenta Julio en entrevista telefónica desde la prisión. Una de las paredes exteriores de una casa, construida con un plafón de madera se quemó justo en un incendio, e incendió la casa de al lado.
08 - Cañón Buenavista, Baja California - 2002
De vez en cuando, camiones de la gran fábrica de alimentos enlatados Herdez en Ensenada llegan con cargamentos de tomatillos. Muchos de los habitantes de la comunidad se dedican entonces a pelarlos por un salario muy bajo. Después, los tomatillos son nuevamente transportados en camiones a la fabrica para procesarlos. Los niños trabajan con su familia quitando la cáscara de los tomatillos. Después de quitarles la cáscara, los tomatillos tienen que lavarse.
09 - Cañón Buenavista, Baja California - 2002
Aunque es un trabajo duro, las familias platican y bromean entre sí para pasar el tiempo.
10 - Blanca Navidad, Tamaulipas - 2006
La líder comunitaria Blanca Enríquez en el jardín comunitario de Blanca Navidad, que fue formada por migrantes del sur de México, que buscaban tierras para construir un lugar donde vivir. La mayoría de ellos trabaja en las maquiladoras de Nuevo Laredo. Antes de construir el jardín y un centro de salud comunitario "no teníamos nada", comenta. Cuando el gobierno intentó desalojarnos, lo único que nos quedó fueron lonas, postes y algunas mantas. La mayoría de nosotros en esta colonia trabajamos en las maquiladoras, pero sin importar en dónde trabajemos todos somos de esta comunidad y todos somos iguales."
11 - Blanca Navidad, Tamaulipas - 2006
En el interior de la casa de una familia en Blanca Navidad, construida con piso de tierra y paredes de plafón de madera para construcción recuperados de la fábricas. En México, a las colonias como Blanca Navidad también se les conoce como "ciudades perdidas", lugares, de acuerdo con el periodista Javier Hernández Alpízar, "donde viven los mexicanos marginados, que han sido privados de su derecho a la vivienda". En marcado contraste, no muy lejos de la colonia se localiza el puente que cruza la frontera con Estados Unidos, conocido como "El Puente Internacional del Comercio Mundial", en celebración del libre comercio.
12 - Blanca Navidad, Tamaulipas - 2006
La familia extensa de un trabajador de una maquiladora. En 2006 la gente de la comunidad Blanca Navidad fue brutalmente desalojada, cuando el alcalde de Nuevo Laredo envió tractores para demoler sus casas; muchas casas fueron quemadas, dejando a las mujeres y los niños completamente desprotegidos. El periódico El Mañana denunció al gobierno local y apoyó a la comunidad en su lucha por la tierra. Unos días después, el periódico fue bombardeado y uno de sus reportero resultó gravemente herido. Los responsables del atentado jamás fueron encontrados.
13 - Blanca Navidad, Tamaulipas - 2006
Una niña carga a su gato enfrente de su casa.
14 - Barrio La Alianza, Nuevo León - 2001
Cables de la luz tendidos ilegalmente a la línea principal a menos de medio kilómetro de distancia dentro del barrio de La Alianza. La ciudad de Monterrey no proporciona el servicio a muchos barrios de trabajadores de las maquiladoras como este, mientras que otorga inversión y apoyo a los desarrolladores de los parques industriales en donde trabajan.
15 - Barrio La Alianza, Nuevo León - 2001
Una mujer se apoya en una pala enfrente de su casa, donde las paredes han sido armadas con placas de metal, resortes de cama y madera de desecho.
16 - Barrio La Alianza Barrio, Nuevo León - 2001
Rescatando material para las paredes, una familia encontró un cartel de una elección reciente que dice "El voto es libre y secreto". Uno de los defensores más comprometidos de los habitantes de La Alianza, y en general de los barrios pobres de Monterrey, fue Ignacio Zapata, quien impugnó las elecciones fraudulentas que mantenían a los partidos de los pobres y de la clase trabajadora fuera del poder.
Ignacio ayudó a fundar organizaciones como la Alianza de Usuarios de Servicios Públicos, que luchó por la luz eléctrica, el agua y los servicios municipales para La Alianza y otros barrios. Fue también cofundador de la Alianza Binacional Pro-Bracero, que luchó por la devolución del dinero que fue descontado del salario de los migrantes braceros en Estados Unidos desde la década de 1940 hasta principios de 1960. Originalmente un practicante de la teología de la liberación, Ignacio se unió al Partido Comunista Mexicano, después ayudó a organizar el Partido Socialista Mexicano, el antecesor del Partido de la Revolución Democrática (PRD), y apoyó la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador en 2006, que fue electo Presidente de Mexico en 2018..
17 - Barrio Derechos Humanos, Tamaulipas - 2006
Dos autobuses transportan a los habitantes de los barrios Derechos Humanos, y Fuerza y ??Libertad a los parques industriales en donde trabajan muchos de ellos, y a otros los llevan al puente que cruza la frontera sobre el Río Bravo hacia Brownsville, Texas.
18 - Barrio Derechos Humanos, Tamaulipas - 2006
Muchas familias sobreviven abriendo pequeños negocios en sus casas, y trabajando al mismo tiempo en las maquiladoras. Esta familia vende bollos, chocobananas y tostaditas.
19 - Barrio Derechos Humanos, Tamaulipas - 2006
Un niño salta por encima de un puente colgante que cruza un canal contaminado cerca de la frontera con Estados Unidos. El canal, contaminado con sustancias químicas tóxicas vertidas por las fábricas, pasa cerca de las casas. Los habitantes, casi todos migrantes de Oaxaca y el sur de México, construyeron el puente para atravesar de un lado al otro del barrio.
20 - Barrio Derechos Humanos, Tamaulipas - 2006
Un niño lleva leña a casa para la estufa.
21 - San Francisco, California - 2016
Elvia Villescas es directora de Las Hormigas, un proyecto de organización comunitaria en un barrio de Ciudad Juárez en el que viven muchos trabajadoras de las maquiladoras:
"Estamos ubicados en Anapra y Lomas de Poleo, comunidades muy marginadas de Ciudad Juárez, Chihuahua, en la frontera con Estados Unidos. Empezamos Las Hormigas para organizar proyectos educativos y de desarrollo humano. Anapra y Lomas de Poleo se hicieron famosas por la cantidad de cuerpos de mujeres encontrados allí durante los feminicidios. En ambos barrios hay muchas familias que perdieron una hija o una hermana que desapareció o fue asesinada.
"Anapra es una comunidad que ha sido abandonada. En la superficie parece desarrollada. Está en una carretera grande, y camiones grandes pasan todo el tiempo hacia el cruce fronterizo. Hay algunos negocios grandes a lo largo de la carretera porque el gobierno ha abierto este espacio comercial para ellos, pero si caminas solo una o dos cuadras hacia el vecindario, verás una pobreza muy profunda.
"Anapra tiene unos 20.000 habitantes. La gente que vive allí tiene grandes problemas de salud porque el saneamiento es muy malo. Muchas casas todavía no tienen alcantarillado ni desagüe, por lo que las aguas residuales se van a las calles. El gobierno no ha invertido dinero en las escuelas. Entonces, en ese sentido, hay mucha represión contra esta comunidad.
"La mayoría de las personas que viven allí son migrantes y una gran cantidad trabaja en las maquiladoras. En Las Hormigas hemos hecho mini encuestas durante nuestros talleres, pidiéndoles a las personas que levanten la mano si trabajan en una maquila. Hay una gran necesidad en esta comunidad de educación, no de educación escolar, sino de educación en derechos y en solidaridad.
"Los medios se niegan a sacar historias de este movimiento [las huelgas de Juárez de 2015] en las cuatro maquiladoras ni darle la importancia que se merece. En Commscope despidieron a 178 trabajadores, y hay cuatro maquilas donde ha pasado esto, pero la gente tiene poca información al respecto. Los que saben no quieren hablar porque temen que si dicen algo los identifiquen como alborotadores y las empresas los empiecen a vigilar.
"Existe una lista con los nombres de los trabajadores que las empresas están observando y vigilando. Todo el tiempo hay amenazas, si haces algo que les desagrade, nunca obtendrás un trabajo en una maquiladora. Los trabajadores de las maquilas siempre están temerosos de hablar por que dicen que eso les llevaría a perder sus trabajos. Y a pesar de todo, el trabajo en una maquila todavía es visto como un trabajo con cierta estabilidad, aunque muy mal pagado, pero al menos te permite trabajar.
"Los trabajadores están produciendo toda la riqueza pero reciben muy poco beneficio de ella, mientras que las empresas ganan mucho dinero. Las maquiladoras no permitirán que los trabajadores se organicen en sindicatos. Permitir eso significaría que tendrían que escucharlos y respetar sus derechos laborales y de salud. Las maquiladoras no tienen conciencia, no sienten que los trabajadores tengan derechos. Cumplen con lo mínimo que exige la ley, pero no tiene sentido que por tener miles de trabajadores les den mejores salarios o una clínica o una guardería para las trabajadoras.
La gente está harta de los salarios. Con 170 pesos diarios no se puede comprar nada. Si vas a la tienda y compras tres o cuatro cosas, te gastas 500 pesos. Amo a mi país pero a veces me causa mucho dolor. Necesitamos despertar y reafirmar quienes somos. Tenemos que cambiar el rumbo de todo, de toda la corrupción. Es un momento muy importante. Este movimiento de trabajadores de las maquiladoras está dando un paso hacia delante, obligándonos a cuestionar quiénes somos. Es una señal muy alentadora de que las cosas pueden ser difíciles pero que sí lograremos ver un cambio.
"Este movimiento de personas en las maquilas es muy importante. Tenemos que conocerlo y apoyarlo. Es el poder de la unidad contra el poder económico. Es algo increíble. Una unión con poder aquí haría una diferencia muy grande. Daría poder al pueblo, a los trabajadores. En lugar de solo trabajar para ganar sus 800 pesos, la gente sentiría que tiene la capacidad de tomar decisiones, de exigir lo que necesita. En este momento, si eres un trabajador y si necesitas a alguien que cuide a tu hijo, eso no significa nada para la maquiladora. Tú dices: 'Necesito que alguien cuide a mi bebé', pero la maquiladora no escucha tu voz. Pero si hay unión con la fuerza que da la unión la maquiladora tendrá que escuchar.
"Amo a mi país, pero a veces me da mucho dolor. Necesitamos despertar y recuperar lo que somos. Tenemos que cambiar el rumbo que va todo, toda la corrupción. Es un momento muy importante. Este movimiento de trabajadores de las maquiladoras está dando el salto, haciéndonos cuestionar quiénes somos. Es una señal muy positiva de que las cosas pueden ser difíciles pero vamos a ver un cambio".